Según estudios realizados por la Universidad Española, el 90% de la población vive inmersa en su zona de confort. A menudo, las personas no cambian las cosas que no les gusta de sus vidas porque “siempre se han hecho así” o porque piensan «cómo voy a poder yo hacer eso» cuando en realidad viven deseando ser o hacer otra cosa.
Así que, quizá habría que decir que NO VIVEN. Se conforman con todo lo que no les hace felices, se rodean de gente que resta, cargan con culpas, miedos, relaciones personales insatisfactorias, trabajos estresantes o traumas sin resolver.

Y os preguntaréis, ¿por qué os hablo de emociones en la sección de salud? Porque en muchísimos casos son la pieza clave para que los engranages de nuestra salud vuelvan a ponerse en marcha correctamente.
Esto no pretende ser un post motivacional, no es un «¡vamos, sal de tu zona de confort!» mas. Hoy te cuento de una manera muy sencilla la base científica que hay detrás de todo esto.

Una situación emocionalmente intensa activa el sistema simpático. Como cuando tienes mucho estrés antes de un examen o cuando no te dan las horas del día y vives a mil. En ese momento, se activa un proceso en el que el estrés hace que llegue a la membrana celular una cascada de noradrenalina. Esto activa los sistemas de alarma, al igual que cuando la membrana detecta un patógeno. Se inicia un proceso inflamatorio como respuesta fisiológica al estrés ( para entendernos, es la manera que tiene el cuerpo de curarse de esa amenaza). (*1)
Esta activación hace que el eje adrenal (HPA) empiece a funcionar generando cortisol (para comenzar el proceso antinflamatorio).
Hasta aquí todo es normal, son funciones que realiza nuestro cuerpo como máquina perfecta que es, para solventar los pormenores de su día a día.
El problema viene cuando este proceso no se interrumpe. Cuando hay una formación de noradrenalina constante y por tanto una inflamación ininterrumpida. Llega un momento en el que el cuerpo no es capaz de hacer que el cortisol desinflame todos los efectos que está provocando el estrés.
¿Te imaginas vivir constantemente luchando con patógenos? ¿Siempre con tu cuerpo teniendo una ferviente batalla con hongos, bacterias y/o virus?
Quizá ahora lo ves más claro, ¿no?
Ritmo de vida caótico, falta de sueño, episodios traumáticos, inseguridades constantes, miedos, preocupaciones y un largo etcetera son vistos de la misma manera por nuestro organismo: como un patógeno al que hay que sacar de ahí.

Las glándulas adrenales son las encargadas de gestionar esta respuesta de la que hablamos frente al estrés, frente al miedo, frente a una situación emocionalmente intensa o frente al ataque de un león. Es la que da la solución: poner todo en marcha para sobrevivir.
Pero tener que vivir con la constante necesidad de sobrevivir, hace que la situación acabe siendo insostenible.
Esta fatiga suprarrenal es causada por el clima de estrés, ya sea emocional, mental o físico.
Porque en realidad nuestro cuerpo no distingue el tipo de estrés que ha causado estos desajustes o ese ambiente inflamatorio. Nuestro cuerpo solo sabe que ante una situación de «peligro» tiene que activar ciertos mecanismos.
Concretando todo lo que os he contado hasta ahora:
cuando el estrés se convierte en algo intenso, largo y crónico, el ambiente inflamatorio domina el nivel de cortisol (el organismo no es capaz de volver al estado «normal» y corregir esa inflamación), entonces habremos generado una fatiga en la glándula suprerrenal y tendremos el eje adrenal trabajando a destajo para solucionar el caos que estamos montando con nuestro ritmo de vida.
Y para colmo, cuando un eje neuroendrocrino (el adrenal en este caso) tiene que trabajar más de lo normal, hace que los otros ejes no tengan energía para trabajar bien. (*2)
Todo lo mencionado se puede traducir, además, en múltiples síntomas como:
falta de energía, irratibilidad, desequilibrios hormonales, incremento de almacenamiento de grasa, dolor corporal, fatiga, pensamiento acelerado y desorganizado, enfermedades autoinmunes, enfermedades metabólicas, falta de ánimo, infertilidad, infecciones constantes… (OMG!!!)

Rodearte de gente que te aburre, te deprime, te hace enfadar y que está todo el día quejándose por todo, le genera estrés a tu cuerpo.
No dormir lo suficiente y alimentarte mal, le genera estrés a tu cuerpo.
Ser sedentario, le genera estrés a tu cuerpo.
Pasar 8 horas al día en un sitio que odias haciendo algo que no te gusta, le genera estrés a tu cuerpo.
Vivir constantemente preocupado, le genera estrés a tu cuerpo.
Ser excesivamente autoexigente, genera estrés a nuestro cuerpo.
No quererte, no aceptarte, o no gustarte, le genera estrés a tu cuerpo.
No vivir la vida que quieres, le genera estrés a tu cuerpo.
Muchas veces lo importante es invisible a nuestros ojos, pero el estrés, enferma.
Y la enfermedad, mata.
…

Quizá esta sea la ocasión de evaluar lo que te compensa y lo que no en tu vida, lo que suma y lo que resta, lo que quieres y lo que odias…, y empezar a tomar decisiones. Es momento de dar importancia a tu salud, a tu mente, a tu equilibrio emocional, a tí…, porque al igual que puede ser el desencadenante para enfermar, tambuién puede ser la pieza clave para reencontrarte con tu salud.
Vive la vida que quieres, en tu mano está vivirla con salud.
By Aitzi Santos.
* 1- Con el estrés, la noradrenalina llega a la membrana celular e induce a una cascada molecular generando que IKb se degrade y que NFKb se active. NFKb irá a actuar sobre el ADN para la producción de moleculas proinflamatorias. La inflamación es una respuesta fisiológica a un estado de estrés. Se activa después el eje HPA produciendo un pico elevado de cortisol. A nivel nuclear actúa el receptor para cortisol GR, generando de nuevo la producción de IKb. De esta forma se frena la inflamación.
*2- El eje adrenal está sobreactivado y hace que el eje tiroideo y el eje gonadal no funcionen bien. El cerebro se da cuenta de que tiene deficiencia de energía e incrementará el funcionamiento del sistema nervioso simpático y del eje adrenal (HPA – controla las reacciones al estrés y regula muchísimos procesos del organismo) para buscar alimento y volver a sentirse fuerte, pero esta acción hace que los otros ejes (HTP y HPG) frenen su actividad para que el eje que lo necesita funcione al 100%.
El HTP y el HPG controlan el eje tiroideo y el reproductivo respectivamente. Es por eso que enfermedades del siglo actual con autoinmunidad, problemas de tiroides, metabólicos y de reproducción estén tan extendidas entre la población.
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