Más de una vez me han llamado «la motivada«. Quizá te parezca que con ese sobrenombre no soy la más adecuada para hablar de momentos en los que te falla la motivación. Pero te equivocas. No conozco a nadie, y me atrevería a decir que no existe, la persona que nunca se ha visto desprovista de su gasolina para el cerebro.

El problema es cuando esto se convierte en algo crónico. Cuando la pereza nos vence continuamente, la apatía es nuestro estado habitual y las excusas son mas fuertes que nuestras ganas. Eso sí que es un problema. ¿¿No tener ganas de nada?? ¡Que salten las alarmas!! ¡Algo está pasando!

» – Necesito algo que me motive .

– ¿Vivir te parece poco? «

Como se suele decir, cada maestrillo tiene su librillo en estos temas. No existen fórmulas mágicas, pero si muchas herramientas útiles de las que poder echar mano en esos momentos de desánimo y pocas ganas de entrenar ( o de trabajar por tu objetivo ).

Lo primero de todo es identificar estas situaciones. Puede ser tal nuestra ceguera en estos casos, que no nos damos cuenta de que un simple cambio de actitud puede solventar el problema.

No es que exista un complot mundial para arruinarnos la temporada , ni que la ciudad entera se haya confabulado contra nosotros. Simplemente, nuestra cabeza se ha puesto en nuestra contra y debemos de hacerla nuestra aliada de nuevo. Es un 1 contra 1.

Para ayudarte, he escrito esta pequeña guía con los 6 tips que a mí mejor me funcionan en mis pequeñas batallas internas:

1. Identifica tus paradojas mentales: existen muchas, tantas como ideas y mentes, pero algunas de las más típicas y las más recurrentes son esas que te dicen « ya lo haré mañana, tampoco pasa nada si no voy hoy » , «total, qué mas da que vaya a entrenar, si no voy a conseguir mejorar en nada» , «seguro que está a tope el box y no puedo entrenar » , «siempre me pasa todo a mi»….

¿Te sientes identificado con alguna? Aplazarlo todo, adelantarTe a los acontecimientos, hacerte la víctima…

2. Detén el diálogo interno. Es tu mente perezosa la que habla: la cómoda, la que no quiere evolucionar porque está a gusto tal y como está, sin esforzarse, sin sudar, sin pelear. No quiere salir de su zona de confort.

¿Te das cuenta de que funciona igual que tú?

Deja de hablar con ella. Detén la conversación y sal del bucle.

3. Cambia tu actitud: para pasar de la apatía a la acción te toca actuar.

No hay varita mágica. No hay trucos.

Estáis de nuevo tu mente y tú y ahora tú llevas la voz cantante. Utiliza imágenes, frases o gritos de guerra.

Visualiza cómo quieres sentirte cuando consigas tu objetivo, recuerda por qué empezaste a entrenar o da ese grito de anclaje que hace que te pongas a 100 en 1 segundo.

4. Háblate como le hablarías a tu mejor amigo: con sinceridad, sin contemplaciones.

5. Sigue una rutina de entrenamiento con la que conseguir tus objetivos y así ir viendo progresos según pasan los meses. Verte siempre anclado puede minar la motivación de cualquiera. Quieres avanzar, tienes que avanzar. Cada uno en su objetivo. Y eso solamente lo conseguirás con una buena planificación.

    

   

6. Llama a un compañero de entreno para ir al box, ponte tu ropa preferida y vete a reventar tus marcas!!

 

¿Qué recursos utilizas tú para motivarte?  ¡Cuéntamelos!