Una semana mas con vosotros y una entrada mas dedicada a «The Irongirl Project 2016». Como sabeis los que seguís el proyecto, este año hay una novedad con respecto al año pasado, y es que hay un grupo de irongirls de la pasada edición que han crecido en su reto y el 28 de Mayo van a estar en la línea de salida del Bilbao Triathlon.

Esta parte del reto no entraba en mis planes, lo confieso. Pero surgió. De esas cosas que pasan por delante y piensas «a este tren me subo», y como soy mucho de subirme a los trenes que pasan, pues me subí.

Y es que el Triathlon de Bilbao es especial, y es un honor para mi formar parte de alguna manera de la edición de este año preparando a las Irongirls.

Supongo que cada uno tiene su «triatlón especial», y para mi, lo es el de Bilbao. Ahora es cuando os cuento la primera vez que lo hice, o la que vez que…. Pues no, no lo he hecho nunca. …

He estado a punto 3 veces, pero el azar, el destino o la mala suerte hicieron que las lesiones no me dejaran estar el día de la gran cita en la línea de salida. Y un buen día en esta lucha por volver al campo de batalla, se cruzó en mi camino el Crossfit y me enredó en sus garras. Y bueno, ahí ando ahora, enganchada hasta la médula. Cada loco con su tema.

Pero SÍ, para mí también es especial.

No he podido nadar en la Ría de Bilbao con cientos  de personas aplaudiendo y animando en ambas márgenes.

Pese a que a mucha gente es la parte del triatlón que menos le gusta, a mi me parece algo excepcional. Y es que hasta mediados del siglo XX, los desechos, tanto industriales como urbanos, eran arrojados indiscriminadamente a las aguas de la ría contaminándolas. A partir de los años 80 se fueron implementando proyectos de renovación y saneamiento que, además de purificar las aguas, hicieron mas bonitos sus márgenes. El plan de saneamiento ha conseguido que la ría sea lo que es hoy, que se pueda nadar y que sea la foto que mas personas reconocen del Bilbao Triathlon.

Cuando yo era pequeña, que en la ría se pudiera nadar era algo inaudito. Hoy en día es una realidad. La ría se ha convertido en el eje del desarrollo urbanístico y turístico de la ciudad. Y la reordenación de las zonas abandonadas tras la reconversión industrial, la construcción en sus orillas de buena parte de los nuevos edificios emblemáticos de la villa y la urbanización y creación de paseos en sus márgenes así lo confirma.

Tampoco he subido el famoso «vivero» plagado de aficionados cual etapa del Tour de Francia.

Pero lo he subido con un diluvio digno de Bilbao, y os aseguro que es igual de épico.

No he podido correr por las calles de Bilbao inundadas de gente, turistas, familiares o paseantes sorprendidos y cruzar el arco de  meta del Arenal tras pasar por la alfombra roja de la última recta.

Pero he estado allí, lo he vivido y lo he sentido. Es especial .

Y creo que no hace falta decir que si alguna vez vuelvo a hacer Triatlón, aquí queda escrito, Bilbao Triathlon será el escenario de mi re-debut.